sábado, 28 de diciembre de 2013

The Union~Capítulo 17

(Christine)
Notó que alguien me pone una mano en el hombro, me levanto y me giro para ver quién es, es Nathan. ¡Mierda, es Nathan!
-Buenos días- digo con una sonrisa para aparentar que nada había pasado pero el ambiente es muy incómodo.
-Buenos días Christine, me gustaría hablar contigo aho...
La sirena le interrumpe. ¡Bien! Así podré huir. ¿Huir? Soy patética.
Mierda...- Murmura pero le oigo perfectamente.- A la hora del recreo hablaré contigo sí o sí asique te estaré esperando en la azotea.- Tras decir eso, me rodea y entra dentro del edificio.
No recordaba esa parte suya. No recordaba que dijera cosas así de esa manera taaaaan... No se cómo decirlo. ¿Dura? Sí. Él es serio pero siempre sonríe y eso me da muchas fuerzas...
Decido entrar al edificio y entrar en clase, cuando lo que quería era salir corriendo hacía mi casa y no salir. Soy una maldita cobarde. Me doy asco a mi misma...
-----
Odio ponerme nerviosa, odio que me suden las manos. Abro un poco la puerta y me asomo, él estaba ahí como había dicho. Cierra la puerta, me limpio el sudor en la falda del uniforme, trago saliva y salgo. Se gira y me mira, cierro la puerta tras de mí y me acerco a él.
-Me alegro de haber tenido que ir ha buscarte.
-Eso hubíera complicado más la situación, ¿no?
-Bueno, sí. El caso es que...- Se rasca la cabeza, es tan adorable cuando no sabe que decir... ¿Eh? me alegro que el pensamiento no sea cobarde pero me arrepiento de haber pensado eso en este momento.- Siento haberte preguntado por... Eso y también siento lo del... Beso...- ¿Qué demonios? Parecía haberse quitado un peso de encima pero parecía triste, muy triste. Se me hace un nudo en el estómago.-No tengo por qué obligarte hablar sobre algo que no quieres y ...- Me siento como si fuera una mierda. Me agacho y escondo mi cara de él.
-Soy lo peor... Lo peor... Haciendo que te disculpes... Siento haberte pegado por lo del beso y siento mucho no poder contarte todo que me ha pasado durante estos ocho años pero no lo he superado completamente.
Se achacha y siento como sus brazos empiezan a rodearme, sin poder evitarlo, sigo llorando y le abrazo. Es tan cálido... Está cálidez es la que he echado tanto de menos. El tiempo se me ha pasado muy rápido, la sirena que indica el final del recreo está sonando, pero nosotros fingimos no oirla y seguimos aquí, en la azotea abrazándonos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario