martes, 7 de enero de 2014

Dragon I

Día gris. Nubes blancas. Árboles que apenas dejaban ver el cielo grisáceo. Avanzando un poco más, se puede llegar a un acantilado. Al borde de este, hay una joven, a juzgar por su estructura. Aprecia con todo detalle el paisaje desde allí, está tan atenta que ve algo insual, un punto hundiéndose. Supuso que era una embarcación, pero al mirar más detenidamente, ve que lo que está hundiéndose no es un objeto, si no una persona. Sin dudarlo se quita su chaqueta y se lanza al mar a salvar la vida de un desconocido.
Un rato después, la chica lleva el cuerpo hacía el bosque, una vez allí, lo tumba y le saca todo el agua que puede. Lo deja tumbado y empieza a quitarse la ropa mojada, la mayoría. Tapa su torso desnudo con su chaqueta. El muchacho comienza a despertarse. Mueve la mano y nota hierba. Le extraña sentir ese tacto y se levanta sobresaltado. Mira a sus lados, nada salvo muchos árboles. De un salto, la muchacha aterriza en el suelo. Se acerca al chico que ella misma había rescatado, acerca mucho su cara a la de él, el joven retrocede dado a la incomodidad producida por los actos de la joven. Se levanta y se mirándole.
-Por fin despiertas.
-¿Dónde estoy?
-Podrías mostrar agradecimiento antes de hacer preguntas, ¿no?
-Eeem... Gracias por sacarme.-Revisa a la chica. Ve que su tripa está llena de tatuajes. También obseva que no tenía sostén a si que enseguida, aparta la vista.-Aunque... Antes de quedarme inconsciente, vi la figura de un hombre.- Ella chasquea la lengua y seguidamente los dedos. Una luz brillante la rodea y cuando la luz desaparece, aparece un hombre.
-¿A si mejor?
-¿Eh? Pero... ¿Qué?- Ante el desconcierto del empapado muchacho, el hombre ríe sin parar y chasquéa sus dedos de nuevo. Está vez, cuando la luz se desvanece, vuelve a aparecer la muchacha.
-Eres un chico muy gracioso.
Se da la vuelta. Cuando llega a rama donde esta tendido su sostén y su camiseta, se quita la chaqueta. Enseguida, aparta su mirada de ella no sin antes percatarse de su espalda llena de tatuajes al igual que sus brazos
-¿Has echo magia, verdad?
-A si es.
-Pero... ¿No está prohibida?
-Lo está.-Termina de vestirse.
-Entonces, ¿por qué la utilizas?-Se acerca a él hasta quedar a unos pocos centímetros.
-Está prohibida pero eso no significa que no sea practicada. Hay muchos más magos y magas de los que crees. A si que dejemos al lado ese tema...- Le lanza una especie de manzana que había cogido antes y se sienta a su lado.- ¿Qué hacías bañandote en un día así?
-Mi balsa se rompió por la brabura del mar y casi me ahogo si no llega a ser por ti.
-Vaya...- Muerde su manzana y se levanta.-No pienses que te he salvado a sí por las buenas, por mi, te hubiera dejado morir pero... - Le señala con la mano con la que sostiene la fruta.- A partir de hoy, serás mi esclavo.
-¿¡Qué!? No pienso ser tu esclavo
-Si no aceptas, te vuelvo a lanzar al mar. O mejor aún, te mato con mis propias manos.- Sonríe sádicamente.
-Vale, está bien... Seré tu... Tu... Tu...
-Mi esclavo.
-Eso.-Tiende  la mano y él la estracha.
-Es un trato, no se te ocurra romperlo, esclavo. Supongo que tienes un nombre, ¿cómo te llamas?
-Oliver, Oliver Swan.
-Oliver... Eh... Bueno, Oliver deja de vagear y emprendamos la marcha.
-¿Tan pronto?
-Sí. El tiempo es oro.
-¿Hacía dónde?
-Ya lo verás.
-Respondeme mujer.
-Jefa.
-¿Qué?
-Eres mi esclavo y como tal, tienes que empezar a llamarme jefa.
-Me niego.-Le echa una mirada asesina.-Vale, está bien.
-Eres un esclavo muy dócil, muy bien.
Le acaricia la cabeza y emprende un nuevo rumbo, todavía incierto.

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